Sobre el contenido del libro "Del mapa escolar al territorio educativo: disoñando la escuela desde la educación"

En la contratapa del libro escribo:

La escuela ha extraviado, si no perdido su vocación educativa. Las reformas escolares poco avanzan en sus propósitos, a pesar de los esfuerzos bien intencionados, pero paradigmáticamente mal sustentados. La cultura escolar persuade a los profesores de que enseñar es engorroso y agotador, al tiempo que convence a los estudiantes de que aprender es difícil y complicado. El fracaso escolar se retroalimenta de esas fuentes. Así, la mayoría de los estudiantes aprenden que no puede aprender.

La persuasión escolar es tan potente que encandila a la comunidad educativa impidiéndole justipreciar la calidad de las relaciones que los estudiantes crean y recrean constantemente en situaciones educativas informales no escolarizadas, tal como el aprendizaje de la lengua materna, que la aprenden tan bien como se usa en su comunidad, con todos sus giros, silencios, implicaciones, sobreentendidos, etc. La cultura escolar oficial rotula a estos aprendizajes como limitados e insuficientes. Esto es verdadero, porque todo aprendizaje lo es; sin embargo, yerra cuando no descubre la complejidad que encierran las relaciones entre relaciones que el estudiante realiza sin mayor esfuerzo ni complicacion, ni la fuerza que les anima.

Les invito a disoñar –diseñando vuestros sueños- la escuela actual para que deje de ser aquella institución donde la mayoría no aprende ni es feliz. Para recrearla, les exhorto a des-escolarizarla, concibiéndola desde una perspectiva epistemológica diferente a la vigente, para que no ahogue la propensión a aprender propia del ser humano.